TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA

Este blogfolio nació en 2008 para convocar la palabra escrita de las y los alumnos del TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA de primer año del Profesorado en Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Villa María, provincia de Córdoba, Argentina.

Trabajamos intensamente en clases presenciales articuladas con un aula virtual que denominamos, siguiendo a Galeano, Mar de fueguitos.

Allí nos encontramos a lo largo del año para compartir los procesos de lectura y de escritura de ficción. Como en toda cocina, hay rumores, aromas, sabores, texturas diferentes, gente que va y viene, prueba, decanta, da a probar a otro, pregunta, sazona, adoba, se deleita. Al final, se sirve la mesa.

Como cada año, publicamos los cuentos que cada estudiante escribió como actividad de cierre del taller para compartir con quien quiera leernos y darnos su parecer. Hemos trabajado explorando el género narrativo, buceando en las múltiples dimensiones de la palabra. Para ello, la literatura será siempre ese espacio abierto que invita a ser transitado.

Hemos ido incorporando, además y entre otras muchas experiencias de escritura creativa, el concepto de intervención performativa sobre textos y de patchwriting.

El equipo de cátedra está conformado por Jesica Mariotta, Natalia Mana y Mauro Guzmán, quienes le ponen intensidad amorosa al trabajo del día a día, construyendo un hermoso vínculo con las y los estudiantes.

Beatriz Vottero - coordinadora


María Antonella Malissia

Recuerdo de sombras
Día jueves, una mañana tranquila. Inés preparaba un viaje con sus parientes, había decidido tomar vacaciones después de largos meses de trabajo. Sus tíos y su primo Tomás decidieron acompañarla.
Inés había sufrido la pérdida de sus padres cuando era niña. Desde pequeña se encerraba en su cuarto a escribir historias o a releer esos libros de cuentos que nos regalan para los cumpleaños. Partieron de viaje el domingo, su tío José manejaba el auto mientras Tomás y Beatriz, su tía, resolvían crucigramas y sopa de letras.  Inés, en cambio, disfrutaba del paisaje y cada tanto sacaba una libreta y escribía frases.
Todo marchaba bien hasta que empezaron a escuchar un ruido que provenía del motor. Pocos metros más adelante el auto dejó de funcionar. Consiguieron un taller, el mecánico les dijo que el arreglo tardaría un par de días y les indicó un lugar donde podían quedarse a descansar mientras tanto.
Alquilaron una cabaña pequeña, pero cómoda. Por la noche arribó una tormenta con fuertes lluvias. Inés prendió la luz del velador y comenzó a escribir. De repente, observó en la pared una sombra y sintió miedo. De pronto empezó a oír una voz: “Aquí las tormentas son muy fuertes y quizás duren días. En este pueblo es normal que ocurran. Aquí todo parece extraño, la gente es rara. Verás también que después de cada tormenta todo cambia de lugar, como si se movieran las cosas.”
Inés, con una fuerte sensación de miedo, encendió la luz general de la habitación para ver quién era la persona que hablaba. No había nadie.
Al día siguiente se levantó bien temprano, mientras sus parientes aún dormían. Salió a recorrer el pueblo y se llevó la sorpresa de que el taller donde habían dejado el auto no estaba en el mismo lugar. Corrió de regreso hasta la cabaña para contarles a todos lo que pasaba en el pueblo con las tormentas. Sus tíos no entendían de qué hablaba y su primo Tomás la trataba de loca. Se sintió abrumada, luego del almuerzo decidió acostarse a descansar, pensó que podría haber soñado pero no entendía por qué la realidad había cambiado.
Llegó la noche y con ella otra tormenta. Inés volvió a prender la luz del velador y esperó que esa voz volviera a aparecer. Así fue, pero esta vez dialogaron.
-         Inés
-        -  ¿Quién sos?
-        - Me llamo Juana, he estado a tu lado siempre.
-         - ¿Cómo? No entiendo. Me confunde todo.
-      -    No importa. Sólo quería contarte sobre la tormenta, mañana volverán a cambiar de lugar las cosas.
Inés volvió a contarles a sus parientes lo sucedido y les dijo que una tal Juana le había hablado sobre esto. Tomás la miro fijamente y le preguntó si estaba bien.
Sus tíos seguían sin entender qué pasaba, no habían salido de la cabaña por dos días a causa de las tormentas. No imaginaban cómo Inés había tenido la oportunidad de hablar con alguien, de la manera que ella lo contaba.
Después de tres días en el pueblito decidieron seguir viaje. Estuvieron horas y horas recorriendo un largo camino sin llegar a ninguna ciudad. Pensaron que estaban perdidos. El mapa que traían no estaba, pensaron que quizás se había perdido con el arreglo del auto, o que lo habrían dejado olvidado en la cabaña. No les quedaba otra opción que seguir recorriendo, no había ninguna ciudad cerca para detenerse a preguntar. Por suerte después de tantas horas de viaje, encontraron el camino de regreso a casa y decidieron. Inés escribió en su cuaderno todas las horas que viajaron.

Aparecí varias veces más en la vida de Inés. Sus tíos estaban preocupados, había cambiado de actitud, se notaba tensa, rara. Pensaron que el viaje le había hecho recordar a sus padres. Su primo decidió hablar con ella, desde chicos se contaban cada cosa que les sucedía.
-         Inés, te he notado rara estos días. Y lo de esa tal Juana me parece más raro aún.
-         Sabés que te cuento las cosas Tomás, no sé por qué desconfiás. A mí también me suena raro todo.
-         - ¿No sabés quién es Juana?
-       -  No. Ella dice conocerme, que siempre estuvo a mi lado. Pero lo de mi infancia, al fallecer mis padres, quedo un poco olvidado.
-         Quizás puedas buscar en tus cartas o en eso que escribís. Podés encontrar algo de casualidad.
Decidió hacerle caso a Tomás. Fue a su habitación, buscó en el armario una caja donde estaba todo lo que ella escribía. Se llevó la sorpresa de encontrar un papel donde decía “Amigas por siempre” y tenía una firma donde se encontraba el nombre de Juana.

Se quedó pensando por días sobre lo que ocurría. Hasta que, por fin, una de esas tantas noches me reconoció. Lo extraño es que ella no puede verme y yo a ella sí, por eso de noche cuando hablamos, alumbra la pared con el velador para poder ver mi sombra.

1 comentario:

profe Beatriz dijo...

Evidentemente has elegido el tópico de la fatalidad para construir la trama de tu relato fantástico, Antonella. Lográs que el lector participe del estupor que los sucesos les causan a los acompañantes de la protagonista, preguntándose si se trata de una alucinación, de un estado de demencia, o de una verdadera "aparición" inexplicable pero tan cierta en la experiencia, como propone Cortázar al expresar su concepto sobre el género.
Que esta escritura sea el eslabón de muchas otras que te prepararán para que, un día no muy lejano, también vos les propongas a tus alumnos a jugar con la ficción.