TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA

Este blogfolio nació en 2008 para convocar la palabra escrita de las y los alumnos del TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA de primer año del Profesorado en Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Villa María, provincia de Córdoba, Argentina.

Trabajamos intensamente en clases presenciales articuladas con un aula virtual que denominamos, siguiendo a Galeano, Mar de fueguitos.

Allí nos encontramos a lo largo del año para compartir los procesos de lectura y de escritura de ficción. Como en toda cocina, hay rumores, aromas, sabores, texturas diferentes, gente que va y viene, prueba, decanta, da a probar a otro, pregunta, sazona, adoba, se deleita. Al final, se sirve la mesa.

Como cada año, publicamos los cuentos que cada estudiante escribió como actividad de cierre del taller para compartir con quien quiera leernos y darnos su parecer. Hemos trabajado explorando el género narrativo, buceando en las múltiples dimensiones de la palabra. Para ello, la literatura será siempre ese espacio abierto que invita a ser transitado.

Hemos ido incorporando, además y entre otras muchas experiencias de escritura creativa, el concepto de intervención performativa sobre textos y de patchwriting.

El equipo de cátedra está conformado por Jesica Mariotta, Natalia Mana y Mauro Guzmán, quienes le ponen intensidad amorosa al trabajo del día a día, construyendo un hermoso vínculo con las y los estudiantes.

Beatriz Vottero - coordinadora


Jesica Contreras


Niño de la calle

Su vida sucede en una caótica ciudad, entre autos e intrincadas avenidas, así transcurren sus días, con trece años Mika es un niño sumido en la pobreza extrema y el dolor. Sin hogar ni familia dedica su tiempo a limpiar los parabrisas de los autos que transitan por las calles de su enorme ciudad.
Logró escapar de una infancia terrible, de una niñez llena de carencias, de los maltratos de su padrastro que lo golpeaba y despreciaba desde que era muy pequeño; su madre, una mujer enferma que sufría una terrible dolencia, no podía protegerlo.
Agobiado por tanto sufrimiento, huyó de su casa. Sin ningún lugar adónde ir, la calle se convirtió en su hogar.
Al terminar el día, luego de esquivar cientos de autos y de soportar el impiadoso calor del sol, se dirige hacia su lugar de descanso: una plaza con enormes árboles, rosales de diversos colores y una senda repleta de margaritas que lo conducen a una fuente de aguas danzantes. Otros niños vienen a su encuentro, se recuesta en un banco cercano, siente una enorme fatiga, todavía continúa aturdido por el sonido del tránsito vehicular, toma un lápiz y un cuaderno que guarda celosamente en un bolsillo de su pantalón hecho harapos.
Comienza a dibujar playas de arenas blancas y aguas cristalinas, inmensas praderas llenas de flores amarillas, pájaros, ardillas, pequeños animales acompañan su andar, oye risas de niños jugando son sus amigos están allí al pie de una cascada.

1 comentario:

profe Beatriz dijo...

Una historia simple y a la vez tan compleja, Jésica. Lográs que el pequeño protagonista adquiera en el sueño la "carnadura" de la experiencia sensible, invirtiendo los planos de la percepción: la niñez robada por la crudeza del día se despliega en la voluntad de unos breves trazos sobre una página, cuando cae la noche.
Ojalá esta sencilla experiencia de jugar con la ficción -que tanto nos revela sobre la "realidad"- redoble tu apuesta por la hermosa profesión que has elegido.