¿Cuánto demorará este tren? ¡¿Y por cuánto tiempo este hombre va a roncar?! Tengo que estar ahí a la una en punto. Necesito calmarme, mejor duermo un poco, si es que puedo.
El tren para y me despierto, me dormí por media hora. Todavía me falta viaje. Veo que suben muchas personas con batas blancas buscando algo, ¿Qué será? Se acercan a las personas mirándolas fijamente y siguen su camino. Se están acercando a mí, ojalá se lleven a este intento de Pavarotti, ¡Quiero llegar a la maldita audición!!!
Uno de los señores me toca el brazo y me dice:
-¿Qué todo depende de mí? ¿De qué estás hablando? ¿Doctora Steinberg? Ese no es mi nombre. Ahora por favor soltame que tengo que presentarme en una audición o voy a quedar de patitas a la calle.
-Por favor Doctora Steinberg, deje de jugar. Comprendemos la presión que debe estar sintiendo, pero deje las tonteras. Se nos acaba el tiempo.
-¡Ay! ¿Pero vos sos estúpido o te haces?! Por favor soltam…
La cabeza me está dando vueltas, no me siento bien. Creo que me voy a…
-Doctora Steinberg, ¿no me recuerda?
-¡Ay! Otra vez con lo de la doctorcita Steinberg.¡ NO SOY YO!
-Entiendo que puede estar confundida, pero por favor, necesitamos su ayuda lo más rápido posible. El trato sigue en pie.
-¿Qué trato?
-El millón de dólares a cambio de que logre sacar nuestra máquina de su estado crítico.
Además, ¿qué tan difícil puede ser?
-Qué alegría que recuerde, Doctora. Por favor acompáñeme.
Uno de los señores con bata me indica que me siente. A mi lado hay una máquina con muchos botones y es más ruidosa que mi vecino en el tren.
-Doctora, la vamos a dejar sola así puede solucionar esto tranquilamente. Cuando todo esté listo, solo llame por aquel teléfono y vendremos enseguida.
Al fin se van. Ahora… ¿Qué miércole es esto?
Hay demasiado botones con muchas luces, es como estar en una nave espacial. Encuentro un manual enorme, trato de entenderlo pero parece escrito en chino. ¿Qué es esto? ¿Por qué me está pasando esto? Yo sólo quería hacer la audición y llegar a casa para ver la novela. ¿Por qué? ¿¿¿Por qué???
El libro gigante se me escapa de las manos, cae sobre una palanca y empieza a sonar una sirena muy fuerte. Se cierran todas las puertas y no tengo forma de salir. En la desesperación comienzo a tocar los botones, pero nada.
Todo comienza a temblar, puedo escuchar gritos ¿Son personas? ¿Qué está pasando? ¡Holaaaaaaaaaa!
Miro la máquina, tratando de comprender, y ya no está. Hay un enorme agujero de mi tamaño ahí. ¿Por qué dije que era la Doctora Steinberg? ¡Ahora podría estar volviendo a casa, tranquila! Pero noooo, la señorita quería el millón de dólares.
Decido meterme ¿Qué más puede pasar? Avanzo, siento cómo algo trata de succionarme. Esto no se siente bien. ¿Qué está pasando? ¿Qué esta---
Pero…¿Qué fue lo que pasó? ¿Nadie notó que me fui?
3 comentarios:
¡Qué relato tan intrigante, Génesis! Buenísimo el juego entre la realidad, la ficción, el sueño, la vigilia, la imaginación, la alucinación, la fantasía. Lográs que el lector experimente el mismo estupor que la protagonista y que, al momento del desenlace, perciba con toda claridad la posibilidad de la doble interpretación que debe proponer todo cuento fantástico. Muy bien tratados los distintos registros vocales. ¡A seguir escribiendo, que vale la pena!
Finalón!.
lo pude imaginar, verlo, sentirlo, me dieron ganitas de actuarlo. si, si. se vería hermoso en las tablas.
Te felicito Gé. quiero seguir leyéndote!!
Génesis tu cuento me mantuvo en vilo desde el principio hasta el final. Admiro el uso que hacés de la primera persona, convirtiendo tu relato, en algunos fragmentos, en un verdadero soliloquio.
Resalto, por supuesto, la cantidad de interpretaciones posibles que se desglosan del relato (la pregunta retórica del final es clave) y sobre todo la construcción de la psicología de la protagonista: en pocas líneas has podido configurar su psiquis de una manera coherente y total.
¡Felicitaciones! ¡Y vamos por muchísimo más!
Publicar un comentario