La vida desde un segundo plano
Como era costumbre, Mariana se despertó
temprano, al igual que toda su familia, ya que todos comenzaban los días
juntos. Esa mañana, sin embargo, tuvo una sensación rara al despertar, como si
tuviese un vacío interior. Se dirigió a la cocina para desayunar con el resto y
se sintió muy molesta porque nadie le dirigía la palabra, sencillamente la
ignoraban. Luego el enojo se
tornó en pánico, cuando advirtió que su visión se tornaba a blanco y su tensión
bajaba hasta el desmayo.
Al
despertarse se encontraba en una habitación de hospital, y lo peculiar era que
se veía a ella misma en una cama, con un cuello ortopédico y un par de sondas.
No se trataba, sin embargo, de un espejo, sencillamente se veía como si fuese
un cuerpo ajeno, otra persona. Lo más desesperante fue darse cuenta, una vez
más, de que parecía que todos la ignoraban. Comenzaron las preguntas y dudas,
¿cómo era posible que esto pasara? ¿Por qué las personas no la veían? ¿Se
habría convertido en un fantasma? ¿cual habra sido el insidente para estar en
ese estado?
Decidió
comenzar a investigar qué era lo que estaba pasando o por lo menos que había
sucedido con su cuerpo. Logró entrar a los archivos del hospital, revisó hasta
encontrar su nombre, leyó su expediente y comenzó a tener algunos flashes.
Queda en
shock y se sienta en la sala de ingreso con la esperanza de que llegue algún
familiar. Mientras tanto mira una película sobre fantasmas malditos y se le
ocurre una idea. Corre hacia la habitación y se recuesta nuevamente sobre ella
misma. Se despierta con mucho dolor en todo el cuerpo, pero con el alivio de
porfin sentirse. Intenta contar lo que le pasó, se rien de ella, dicen que fue
la anestesia y los calmantes. Pero ella sabe, sabe que fue real. Sonríe con
gratitud al recordar.
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