TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA

Este blogfolio nació en 2008 para convocar la palabra escrita de las y los alumnos del TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA de primer año del Profesorado en Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Villa María, provincia de Córdoba, Argentina.

Trabajamos intensamente en clases presenciales articuladas con un aula virtual que denominamos, siguiendo a Galeano, Mar de fueguitos.

Allí nos encontramos a lo largo del año para compartir los procesos de lectura y de escritura de ficción. Como en toda cocina, hay rumores, aromas, sabores, texturas diferentes, gente que va y viene, prueba, decanta, da a probar a otro, pregunta, sazona, adoba, se deleita. Al final, se sirve la mesa.

Como cada año, publicamos los cuentos que cada estudiante escribió como actividad de cierre del taller para compartir con quien quiera leernos y darnos su parecer. Hemos trabajado explorando el género narrativo, buceando en las múltiples dimensiones de la palabra. Para ello, la literatura será siempre ese espacio abierto que invita a ser transitado.

Hemos ido incorporando, además y entre otras muchas experiencias de escritura creativa, el concepto de intervención performativa sobre textos y de patchwriting.

El equipo de cátedra está conformado por Jesica Mariotta, Natalia Mana y Mauro Guzmán, quienes le ponen intensidad amorosa al trabajo del día a día, construyendo un hermoso vínculo con las y los estudiantes.

Beatriz Vottero - coordinadora


ALEJANDRA TORRES

 Contigo en mí

Suena reloj de madrugada. Ana se estira y se remueve entre las sábanas. Había dormido poco, su corazón estaba inquieto y alegre por las mariposas alborotadas en su panza.

Mientras se ducha piensa en él. Siempre piensa en él. Tan experimentado, tan profundo, tan maduro e impenetrable ante el mundo; y tan manso y tierno entre sus brazos.

Se apresura, en breve inicia su turno en el hospital de niños de la ciudad. Por suerte vive en un monoambiente a pocas cuadras de allí.

Ana ama su profesión. La medicina le había permitido aflorar su innata vocación de servicio. Ansía devolverle a la comunidad lo que la educación y la universidad pública hicieron por ella. Una chica de sin demasiados recursos que, gracias a su esfuerzo inquebrantable, logra estudiar en su propia ciudad. El estudio y la profesión la llenan de buenos amigos que mitigan las penas de una infancia difícil y un viejo desamor.

 

Mientras desayuna frugalmente vuelve a sentirse inquieta, casi intrigada.

Todas las mañanas espera su mensaje de buenos días, una palabra directo al corazón o alguna balada de Sabina. Pero este lunes por la mañana el teléfono no sonó. Tampoco durante el fin de semana. Sabía que él estaría con sus hijos.

Apenas ingresa a su despacho, se encuentra con Marita, su compañera de cursado de toda la carrera.

-Ana, acaban de internar al director de la terapia intensiva por Covid +. Al parecer con fiebre elevada e insuficiencia respiratoria-

Los días de trabajo se vuelven interminables y de silenciosa espera, hasta que al fin se vislumbra una mejoría.

Ya fuera de terapia, a Carlos le retiran el respirador y pasa a sala común de recuperación. Ana se escabulle para verlo unos minutos, no puede contarle a nadie que tuvo tanto miedo de perderlo.

 

Una nueva jornada que termina a deshora. Llega a su casa muy cansada, se quita la ropa en la entrada. Enciende el lavarropas, desinfecta sus zapatos de calle con alcohol, baja la intensidad de las luces, pone una vieja canción, de esas que él suele dedicarle, y se sumerge bajo la ducha. El agua corre mansamente por su cuerpo, como cascada de agua fresca.  Él está en su mente, más presente que nunca.

De pronto siente una brisa que se cuela por debajo de la puerta. – Dejé la ventana entreabierta –piensa. Pero allí lo ve, abriendo la puerta del baño ante su desnudez. – ¡Qué felicidad! ¡Te dieron el alta! ¿Por qué no me avisaste y te esperaba?

– Así estás perfecta, este es nuestro tiempo- le dice él, callándole la boca con un beso de antesala a una noche inolvidable.

 

Suena el reloj de madrugada. Ana se estira y se remueve entre las sábanas. Había dormido poco, su corazón estaba inquieto y alegre por las mariposas alborotadas de su panza. Carlos ya no estaba. -Seguramente salió temprano hacia el hospital. Ya me escribirá más tarde – piensa-.

Apenas llega, todo el personal se encuentra alborotado, Marita tiene el horror en la mirada. - ¿Dónde estuviste Ana? Te llamé anoche varias veces para avisarte.  ¡No pudieron reanimarlo! Y eso que había salido de peligro. ¡Es una locura! Esta pandemia nos va a llevar a todos…-

Un ahogo la aprisiona y un ardor le trepa la garganta. Le duele el pecho.

En su auricular suena Sabina…

"Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres.
Porque el amor, cuando no muere, mata.
Porque amores que matan, nunca mueren"



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