TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA

Este blogfolio nació en 2008 para convocar la palabra escrita de las y los alumnos del TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA de primer año del Profesorado en Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Villa María, provincia de Córdoba, Argentina.

Trabajamos intensamente en clases presenciales articuladas con un aula virtual que denominamos, siguiendo a Galeano, Mar de fueguitos.

Allí nos encontramos a lo largo del año para compartir los procesos de lectura y de escritura de ficción. Como en toda cocina, hay rumores, aromas, sabores, texturas diferentes, gente que va y viene, prueba, decanta, da a probar a otro, pregunta, sazona, adoba, se deleita. Al final, se sirve la mesa.

Como cada año, publicamos los cuentos que cada estudiante escribió como actividad de cierre del taller para compartir con quien quiera leernos y darnos su parecer. Hemos trabajado explorando el género narrativo, buceando en las múltiples dimensiones de la palabra. Para ello, la literatura será siempre ese espacio abierto que invita a ser transitado.

Hemos ido incorporando, además y entre otras muchas experiencias de escritura creativa, el concepto de intervención performativa sobre textos y de patchwriting.

El equipo de cátedra está conformado por Jesica Mariotta, Natalia Mana y Mauro Guzmán, quienes le ponen intensidad amorosa al trabajo del día a día, construyendo un hermoso vínculo con las y los estudiantes.

Beatriz Vottero - coordinadora


Cuento Fantástico: Micaela Pereyra

CIRCULAR

Acá me encuentro, sentada, mirando el reloj. Sé que al dar las 6 va a suceder lo de siempre, voy a dormirme. A esa hora mis ojos empiezan a cerrarse y mi mente viaja a otra dimensión.

Falta media hora para las 6. Aprovecho a leer un capítulo del libro que me da pesadillas, pero que sin embargo leo igual. No son pesadillas como las otras y el miedo que siento al despertar me gusta.

Este libro me atrapó y me volví adicta a las pesadillas que me provoca. Adicta como a tantas otras cosas.

Miro la hora, las 5:55, necesito algo más para dormirme, algo más poderoso. De tantas vueltas el reloj marca las 6. Aunque el número está en el lugar que tendría que ir el 12 y de repente, todos los números se convierten en 6.

Ya estoy acostumbrada a que esto pase, ya que sin los lentes no distingo las cosas de lejos.

6:01, empiezo a dormir, mi realidad empieza a ser según como yo quiero, según lo que sentí y pensé en el día, según como soy.

No puedo desalojar nada de mi cabeza. Una gran discusión. Una persona.

Lamentablemente, logró enfermarme más de lo que él estaba. Alcanzó a contagiarme su odio.

No puedo desalojar sólo una idea de mi cabeza. Empiezo a pensar como lo hacia Mr. Hyde y ahí aparece esa persona que tanto odio, frío, con un cuerpo putrefacto, de un color morado verdoso, ya sin sangre, tirado a mis pies.

No puedo más que sonreír, aunque el olor me está descomponiendo, no dejo de creer que ese olor representa como era su alma, si es que alguna vez la tuvo. Voy a levantarme e ir a recostarme a otro lugar. Nada, ni mucho menos esa poca cosa ya sin vida puede interrumpir lo bien que me siento.

No me preocupa qué le pasó. Ojala tuviera el poder de que se cumpla todo lo que deseo, ¡ya lo habría matado hace rato!... ¡Ja!, no puedo evitar sonreír por los pensamientos que tengo.

Llego a mi habitación, me tiro en la cama esperando que no haya mosquitos. ¡Para qué se me ocurre mirar a mi mesita de luz!, otra vez La Biblia que está ahí empieza a hablarme… “amá a tus enemigos, perdoná, arrepentite”. ¿Arrepentirme de qué?, el odio es como cualquier enfermedad, se contagia. No fue mi culpa enfermarme y no se si el perdón es un remedio demasiado efectivo. Y en el caso que el perdón funcione queda la secuela de la memoria. O acaso, ¿quién perdonó alguna vez y olvidó al instante así como por arte de magia todo el sufrimiento vivido? ¡Yo no perdono, ni olvido! ¡A la mierda, odio a los victimarios que se hacen las victimas!

Voy a darme vuelta, me cansé de que esa Biblia, con sus frases de amor, quiera convencerme de algo que yo no hice. ¿Qué hace parado en la puerta?, ¡ni muerto va a dejarme en paz!... ¡¿qué?! Ah... Esto ya es demasiado. Resulta que ahora se llama culpa y dice que va a perseguirme eternamente. ¿De qué culpa habla?, si el que arruinó la convivencia fue él, con sus palabras. Yo sólo tuve la culpa de haberlo escuchado. Y ahora… me sale pidiendo perdón. ¡Jaja!, se quiere sentir mejor consigo mismo, piensa que pidiendo perdón va a ser mejor persona. ¡Egoísta!, no pide perdón porque está arrepentido del daño que provocó en mí. Pide perdón para librarse él de la culpa. Todos somos así, no pedimos perdón para reparar el dolor de la otra persona. Pedimos perdón para reparar el dolor que nos queda a nosotros por herir a la otra persona. ¡Mundo egoísta!...

¡BASTA!, basta de mi realidad, conocer las actitudes e intenciones disfrazadas, de las personas, me hace odiar aún más. Quiero volver a la realidad de todos, a esa que está llena de pensamientos aburguesados, a la de la sociedad individualista en la que vivimos, a esa donde existen pensamientos mediocres y gente ignorante, a esa en los que los sentimientos pueden más que la inteligencia, aunque…no se si prefiero ser ignorante como todos a sufrir por vivir en una realidad más subjetiva. A veces me pregunto si realmente es bueno ser tan curiosa, porque mientras más leo y razono las cosas de un punto de vista diferente al de la multitud, más lo entiendo a Camus.

Vuelvo a la cocina, me lavo la cara y acá me encuentro, sentada, mirando el reloj. Dándome cuenta que aún no dormí y que aún no terminé mi libro.

Faltando media hora para las 6 y con un cadáver en mis pies.

1 comentario:

Euge dijo...

Micaela: Elaboraste un cuento muy interesante, en dónde el personaje principal, con su enigmática personalidad nos atrapa como lectores y nos sumerge en ese mundo secreto que convive con él, vaya a saber desde hace cuanto tiempo. Me gustó cómo armaste la trama de la historia y sobretodo el final que elegiste porque allí el cuento se hace verdaderamente fantástico.