TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA

Este blogfolio nació en 2008 para convocar la palabra escrita de las y los alumnos del TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA de primer año del Profesorado en Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Villa María, provincia de Córdoba, Argentina.

Trabajamos intensamente en clases presenciales articuladas con un aula virtual que denominamos, siguiendo a Galeano, Mar de fueguitos.

Allí nos encontramos a lo largo del año para compartir los procesos de lectura y de escritura de ficción. Como en toda cocina, hay rumores, aromas, sabores, texturas diferentes, gente que va y viene, prueba, decanta, da a probar a otro, pregunta, sazona, adoba, se deleita. Al final, se sirve la mesa.

Como cada año, publicamos los cuentos que cada estudiante escribió como actividad de cierre del taller para compartir con quien quiera leernos y darnos su parecer. Hemos trabajado explorando el género narrativo, buceando en las múltiples dimensiones de la palabra. Para ello, la literatura será siempre ese espacio abierto que invita a ser transitado.

Hemos ido incorporando, además y entre otras muchas experiencias de escritura creativa, el concepto de intervención performativa sobre textos y de patchwriting.

El equipo de cátedra está conformado por Jesica Mariotta, Natalia Mana y Mauro Guzmán, quienes le ponen intensidad amorosa al trabajo del día a día, construyendo un hermoso vínculo con las y los estudiantes.

Beatriz Vottero - coordinadora


Cuento fantástico: Celeste Suarez

Lagrimas del cielo

Comenzó aquel mediodía, el reloj marcaba las doce en punto, Fernando se levantó del sillón, puso la mesa para almorzar, dos platos, mientras los minutos pasaban, pensaba en una persona con muy pocas palabras por quién él perdía el sentido al mirarla. Comenzó a recordar que en otro tiempo, llevaba a Carmen a almorzar a restaurantes de toda la ciudad. Tenían uno en particular llamado “EL RINCÓN DE LA COMIDA”, de la tía Alicia.

La comida se enfriaba. Él, era un estudiante de secundaria, que intentaba lo que no había podido hacer cuando adolescente. Todavía era joven y por esas razones de la vida vivía sólo y se ganaba el sustento trabajando para solventar sus gastos del colegio y su casa.

Ese día, llegó tarde a la escuela, la Profesora Marta lo regañó, diciéndole: “llegas tarde .La próxima, no entrarás”.Pasó al aula, la clase comenzó, matemáticas, una de las materias favoritas y sobre todo en la que mejores notas tenía. El timbre, ruido que por un momento decide la vida de las personas, minutos para poder salir a despejarse, hablar con los compañeros.

El celular sonaba, mensaje de Carmen diciendo; “¿Hola cómo estás? Te cuento que por aquí la vida es muy cargada, tengo la misma rutina de siempre, como te conté en varias oportunidades. Fernando respondió: muy rápido, escribiendo;” Bueno amor, por aquí bien lo mismo de siempre, te extraño y sé que pronto nos volveremos a ver”.” Besos”.

Fernando miró su reloj, entró a clases, como siempre se sentó en los bancos del medio, al frente se sentaba su amiga Micaela, cuyo perfil, le recordó a Carmen, una mañana en la “Placita de los niños”. Ella paseaba con sus amigas y por esas casualidades de la vida tropezó, la vio. La invitó a pasear, ella le pregunto, cómo se llamaba, y acepto caminar con él a la feria de relojes, relojes de arena, relojes de cucú, relojes para despertarse, relojes de mano, relojes de pared, reloj del sol, sólo relojes como el tiempo que decide nuestro destino.

Fernando caminaba feliz, cruzando palabras, por ese lugar, lleno de relojes por todos lados, miró en la última tienda del lado izquierdo un reloj brillante, grande, cuadrado, que decidió comprar y regalarle a Carmen.

Tok tok el reloj marcaba las quince horas y la profesora daría por finalizada la clase, se levantó y se ponía de acuerdo con sus amigos para salir más tarde, como las 20; 30. Salió por el portón principal del colegio, muy ansioso. Carmen lo esperaría, como siempre, a la salida. Esta vez no.

Llegó a su casa, puso la pava, hervía, mientras guardaba la ropa. Llegó un mensaje de Carmen diciendo; “¿ya saliste del colegio?” , y, “el responde” :“si!!!” con signos de admiración y cuenta que está lloviendo y el deseo más preciado de sus sueños estar con ella.

Llovía y llovía más fuerte cada vez, los dos en medio de la lluvia jugaban sin parar, repletamente mojados.

La pava está lista, se sienta en su silla como una piedra al lado del mar, mirando esas gotas de lluvia como lágrimas que se derraman cuando alguien se va. Él puso una cucharadita de azúcar a su taza, mientras revolvía. Otra vez ese perfume… un aroma familiar

Otra vez ese olor, nauseabundo.

1 comentario:

Euge dijo...

Cuánto has crecido Celeste, te felicito!!! Me gustó mucho como pensaste tu historia, las descripciones y metáforas que utilizaste me parecieron hermosas! A escribir se aprende escribiendo, habrás escuchado esta frase alguna vez, por eso no dejes de hacerlo porque de a poco todos vamos aprendiendo los secretos de narrar!!!