TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA

Este blogfolio nació en 2008 para convocar la palabra escrita de las y los alumnos del TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA de primer año del Profesorado en Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Villa María, provincia de Córdoba, Argentina.

Trabajamos intensamente en clases presenciales articuladas con un aula virtual que denominamos, siguiendo a Galeano, Mar de fueguitos.

Allí nos encontramos a lo largo del año para compartir los procesos de lectura y de escritura de ficción. Como en toda cocina, hay rumores, aromas, sabores, texturas diferentes, gente que va y viene, prueba, decanta, da a probar a otro, pregunta, sazona, adoba, se deleita. Al final, se sirve la mesa.

Como cada año, publicamos los cuentos que cada estudiante escribió como actividad de cierre del taller para compartir con quien quiera leernos y darnos su parecer. Hemos trabajado explorando el género narrativo, buceando en las múltiples dimensiones de la palabra. Para ello, la literatura será siempre ese espacio abierto que invita a ser transitado.

Hemos ido incorporando, además y entre otras muchas experiencias de escritura creativa, el concepto de intervención performativa sobre textos y de patchwriting.

El equipo de cátedra está conformado por Jesica Mariotta, Natalia Mana y Mauro Guzmán, quienes le ponen intensidad amorosa al trabajo del día a día, construyendo un hermoso vínculo con las y los estudiantes.

Beatriz Vottero - coordinadora


Bitácora de cuentos: Micaela Pereyra

LA ESPERA

Si solo se hubiera tomado un momento para recapacitar antes de proferir aquellas palabras hirientes, hoy, Máximo no estaría sufriendo una absurda espera… Inmóvil, con su mirada de búho escrutando la calle, vacilando por qué su hijo Dante aún no ha regresado.
Si solo se hubiera percatado a tiempo que para Dante sus palabras tenían un profundo valor, quizás su hijo no se hubiese marchado y sus días no se hubieran convertido en un mar de culpas, remordimientos y soledad, en los cuales naufraga sin poder rescatarse.
Desde el momento en que Dante se marchó esa casona antigua de muchas puertas, que alguna vez albergó la alegría y el entusiasmo de los estudiantes del museo de Ciencias Naturales, se convirtió en una desolada estructura vacía que se mantenía gracias a Coca, una mujer sola y abandonada por quién fue su gran amor, pero si no fuera por aquella ardua tarea a la que ella abocaba diariamente no podría soportar la profunda desazón que le causaba no saber nada de su amado Ricardo, con quién cada tarde se encontraba en la plaza que estaba en frente del hospital, para disfrutar de aquello que le parecía lo más sublime de su vida, algo tan simple como un paseo al atardecer de la mano de Ricardo. ¿Cómo pudiera ser posible que aquél amor verdadero se esfumara repentinamente? Ricardo siempre fue puntual a la hora de aquél encuentro, ella lo esperaba todos los días en la puerta, ansiosa de verlo llegar en su motocicleta, siempre a las 6 de la tarde y con una sonrisa. Un “¿Qué ocurrió?” permanente persistía en la cabeza de Coca, sin nunca alcanzar la respuesta.
Dante, un muchacho común meditabundo se crió sin su madre, quién murió cuando él era muy pequeño quedando al cuidado de Coca y de Máximo que siempre estuvo preocupado por aquél hijo huérfano a quién amaba profundamente.
A Dante le encantaba la lectura de novelas clásicas en sus soleadas tardes en la terraza de esa casona antigua de muchas puertas. Pero en una de esas tardes todo dio un vuelco repentino. ¿Por qué no pude callar? Se seguía preguntando, ¿Por qué no soporté las inquietudes de Dante?, ¿Por qué?. Y en un por qué interminable pasaban los días de Máximo, que solo volvía a la realidad que no podía soportar cuando Coca le traía sus alimentos después de recorrer con sus tareas domésticas, las cuales comenzaba de muy temprano de la primera puerta hasta la última de aquella casona antigua, hoy abandonada por esas vidas apagadas, por la sentencia ridícula de vivir sin amor.
Aquella tarde, Dante salió absorto después de haber soportado los llamados de atención de su padre, tratando de entender qué le había querido decir. Y en su abstracción no pudo ver como la motocicleta se aproximaba. El chofer de la motocicleta nada pudo hacer cuando aquella vida se le cruzó de la nada y fue inevitable la colisión. Ricardo quedó paralizado y Dante inconsciente sobre el asfalto, sangrando. Ricardo estupefacto, atrapado en una conmoción no pudo pensar con claridad y preso del pánico decidió huir y nunca más se volvió a saber de él.
Dante fue socorrido, aunque la ambulancia tardó pese a que el hospital estaba a una cuadra. El mismo hospital que fue testigo de los paseos por la plaza del frente de Coca y su amado Ricardo.
El accidente le produjo a Dante una considerable pérdida de memoria y una disminución en su coordinación motriz. Los médicos llegaron a sentir por él un gran aprecio por la pena que le causaba aquella vida apagada que no sabía a donde ir, ni recordaba de donde venía. Por ese motivo Dante nunca abandonó el hospital que se encontraba al frente de la plaza que estaba al frente de la vieja casona de muchas puertas desde donde el viejo con mirada de búho escrutaba todos los días esperando la llegada de su amado hijo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

:O :O :O
me quede mudisimoooo!!!




me encantoooooo!
en serioo :D
tenes talentoo
ahora hay q ver si tenes la misma suerte q Belen Francese para editar un librooo! :D
besoss

Euge dijo...

Un hermoso cuento Micaela. Es una historia muy bien narrada, con buenas descripciones que nos permiten imaginarnos muy bien los personajes y los espacios utilizados. Destaco muchas comparaciones y metáforas que utilizaste para contarnos tu historia, pero por sobretodo esta:

“Si solo se hubiera percatado a tiempo que para Dante sus palabras tenían un profundo valor, quizás su hijo no se hubiese marchado y sus días no se hubieran convertido en un mar de culpas, remordimientos y soledad, en los cuales naufraga sin poder rescatarse.”

Lograste, más allá de respetar la consigna, un relato que nos lleva a la reflexión y a preguntarnos cuántas cosas esperamos y por qué las esperamos, creo que le permitís al lector imaginar y pensar qué será de la vida de estos personajes que creaste condenados a la espera. Todos estamos destinados a algo, pero depende de nosotros o no?