Bitácora de cuentos: Afrodita

El juego

Eran las cinco de la mañana en el hospital del pueblo. Todo estaba dormido, el silencio era pacificador, pero luego de diez minutos cambió el rumbo de esa eterna tranquilidad.
Agitados entraron por la puerta trasera; un joven sensible había sufrido un ataque al corazón, y una dulce vecina lo encontró tirado en el museo, ya cuando estaba cerrado…lo llevó lo más rápido posible al hospital de paredes húmedas y negras…
Horas antes del incidente, Jerónimo, el joven, concurrió a un museo cercano, la idea de asistir, rondo todo el día por su cabeza y al fin decidió ir a ver las últimas pinturas de aquel viejo con mirada de búho, a quien muchos temían con solo ver su aspecto: sus manos largas y puntiagudas, los dedos manchados por óleo, la figura prolongada y un largo bigote negro…todo describía divinamente a aquel personaje tan misterioso…
Entró a las 12 de la noche, el paseo se extendió por varias horas hasta la madrugada…Se detuvo a observar una de las tantas pinturas, una sola llamó su atención. Estaba realizada en blanco y negro, pero su figura era conocida para sus ojos de color miel. La espalda, los hombros, la cintura, la cadera, las formas bellas y acabadas de ese cuerpo perfecto le pareció familiar, sólo faltaba descubrir el rostro que se escondía entre las telas suaves…
La miró por horas y una lágrima cayó por su mejilla. El reloj de su corazón se detuvo, desvaneció y no volvió a ser el que alguna vez fue…
…Mi bella flor de primavera, ¿por qué? Mi hermosa y adorada Rosalía, que te han dado esas manos que yo no te diera…Mi dulce amor, mi reina…
-Señor, señor por favor despierte, reaccione, despierte!
El no respondió, el amor ya no era amor sino traición y veneno en las venas…
…Un sueño tal vez vivido, Rosalía Rosalía…
La ambulancia no tardó en llegar.
…Esa casona antigua por donde jugábamos cuando éramos niños, te acordás de eso? Te susurraba al oído que siempre serías la más hermosa, tus ricitos rubios y tu boca rosa. El columpio, las mandarinas q robamos a la señora que limpiaba esa infinita casa con cuantas puertas puedan existir. En cada una de ellas te dejé un secreto escrito. Una búsqueda del tesoro que descubrirá todos mis anhelos…
Transpiro mucho, el corazón está débil de amor y de dolor, tengo tantas cosas para contarte, pero no puedo hablarte, intento pero no puedo…donde estás amor?
Hoy vino alguien, y habló mal de vos mi sol, pero yo no creo en nada de lo que dicen, susurran que aquella noche…hace un mes atrás…ese día que cenamos juntos…bueno, no se…solo escucho, tengo ganas de levantarme y decirles que no me toquen a mi Rosalía bella bella…No entendí mucho lo que decían, entendí, pero seguro es mentira… Esa mujer grandota habló con alguien, con ese viejo cara de búho ese el que te pinto desnuda, el que te tuvo tan cerca…Es mentira verdad? Este veneno me quema el alma, y no soporto más la angustia, quiero levantar mis piernas, y volverte a besar… Te perdono, se que no lo hiciste con maldad, te perdono todo, te perdono que seas la mujer que con ayuda de aquel hombre me dio el antídoto perfecto y la entrada al infierno de la muerte…