TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA

Este blogfolio nació en 2008 para convocar la palabra escrita de las y los alumnos del TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA de primer año del Profesorado en Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Villa María, provincia de Córdoba, Argentina.

Trabajamos intensamente en clases presenciales articuladas con un aula virtual que denominamos, siguiendo a Galeano, Mar de fueguitos.

Allí nos encontramos a lo largo del año para compartir los procesos de lectura y de escritura de ficción. Como en toda cocina, hay rumores, aromas, sabores, texturas diferentes, gente que va y viene, prueba, decanta, da a probar a otro, pregunta, sazona, adoba, se deleita. Al final, se sirve la mesa.

Como cada año, publicamos los cuentos que cada estudiante escribió como actividad de cierre del taller para compartir con quien quiera leernos y darnos su parecer. Hemos trabajado explorando el género narrativo, buceando en las múltiples dimensiones de la palabra. Para ello, la literatura será siempre ese espacio abierto que invita a ser transitado.

Hemos ido incorporando, además y entre otras muchas experiencias de escritura creativa, el concepto de intervención performativa sobre textos y de patchwriting.

El equipo de cátedra está conformado por Jesica Mariotta, Natalia Mana y Mauro Guzmán, quienes le ponen intensidad amorosa al trabajo del día a día, construyendo un hermoso vínculo con las y los estudiantes.

Beatriz Vottero - coordinadora


Bitácora de cuentos: Doña Pepa

EL BÚHO

Felipe había estado toda la noche leyendo el testamento que el viejo Vicente “le había dejado” antes de morir. Hubo palabras y frases completas que no pudo descifrar, pero luego de varias horas logró entender a quien iban dirigidas sus pertenencias.
El viejo Vicente, era un viejo eterno con mirada de búho, además de sabio, poco gentil y muy misterioso. Desde joven vivió en una casona antigua con muchas puertas y un pasillo largo. Para las mujeres del pueblo, esa siempre fue la casa soñada, pero ninguna tenía el dinero suficiente como para comprarla.
Este hombre tuvo una vida muy solitaria, de pequeño perdió a su padre en la guerra, y luego a su madre. No se sabe exactamente de qué murió. Él siguió los pasos de su papá entrando a las fuerzas armadas, obteniendo un cargo bastante importante, no me acuerdo bien cuál. Pero no vamos a seguir hablando del viejo, necesitaría quinientas hojas más, simplemente quería aclarar de dónde provenía su capacidad económica y mirada de búho.
Trabajé muchos años en la antigua casona, pero ya hace unos cuantos que me dedico a limpiar el museo del pueblo, que no es demasiado grande y siempre tuve pasión por ellos.
Un día llega Felipe, un joven de escasa sensibilidad, quejándose de haber sufrido un golpe al pasar y observar detenidamente la casa. Probablemente éste le haya tirado con un piedrazo, pensé, y le comenté que el viejo hacía tiempo parecía estar medio loco.
Hice de guía por un rato mostrándole mis piezas favoritas y terminé contándole la historia del búho, ya que hablar es lo que más me gusta y menos me cuesta hacer.
Por sus preguntas descubrí que Felipe estaba interesado en comprar la casa y parecía tener el dinero suficiente para hacerlo. Me pidió varias veces que lo acompañara a platicar con el dueño pero cada vez me negué, no tenía deseos de volver allí.
Al día siguiente el joven visitó a Vicente llevando consigo una importante propuesta de dinero, pero éste se negó rotundamente a venderla cerrándole la puerta en la cara. Así cada día, durante tres meses, Felipe visitaba al dueño para persuadirlo, pero no lo lograba. El último mes, me trajo la noticia de que el viejo no andaba muy bien, y la “fascinante casona” se estaba viniendo abajo junto con él. Por lo que decidí visitarlo diariamente antes de entrar a trabajar, y después de salir, Vicente nunca tuvo muchos amigos.
Tomábamos mates, le limpiaba un poco sus habitaciones, y si me quedaba algo de tiempo, le cocinaba algunas “cositas ricas”, como é les llamaba. Obviamente mientras tanto conversábamos sin parar.
Felipe ya se había dado por vencido, porque hacía tiempo que no me visitaba, hasta que recibí una llamada de él desde el hospital para avisarme que el viejo Vicente con mirada de búho había fallecido. Apenada, me dirigí rápidamente hacia allá pero el joven ya no estaba. Hice los papeles de defunción de mi amigo Vicente y cerré su casa.
Esta mañana, mientras limpiaba la colección de campanitas, me llamó Felipe y me dijo que el búho me había legado la antigua casona llamándome la mujer de su vida. Después me confesó saber que é siempre había guardado la casa para mí.

1 comentario:

Euge dijo...

Doña Pepa te felicito por tu historia, seguí escribiendo así!!

Me gustó tu forma de narrar sencilla y clara; también cómo utilizaste los personajes y el papel que le diste a cada uno de ellos en la historia!

“El viejo Vicente, era un viejo eterno con mirada de búho, además de sabio, poco gentil y muy misterioso”

Me puse a pensar a partir de tu historia cómo nos equivocamos con algunas personas cuando las juzgamos sin conocerlas, no sé cuál es la idea que tenías al escribir tu relato, pero la forma de narrador testigo que elegiste lo hace especial y lleva al lector a especular con ciertos hechos que no terminan siendo precisamente de ese modo; ese desconcierto que logras es muy bueno provocarlo a la hora de escribir!