TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA

Este blogfolio nació en 2008 para convocar la palabra escrita de las y los alumnos del TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA de primer año del Profesorado en Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Villa María, provincia de Córdoba, Argentina.

Trabajamos intensamente en clases presenciales articuladas con un aula virtual que denominamos, siguiendo a Galeano, Mar de fueguitos.

Allí nos encontramos a lo largo del año para compartir los procesos de lectura y de escritura de ficción. Como en toda cocina, hay rumores, aromas, sabores, texturas diferentes, gente que va y viene, prueba, decanta, da a probar a otro, pregunta, sazona, adoba, se deleita. Al final, se sirve la mesa.

Como cada año, publicamos los cuentos que cada estudiante escribió como actividad de cierre del taller para compartir con quien quiera leernos y darnos su parecer. Hemos trabajado explorando el género narrativo, buceando en las múltiples dimensiones de la palabra. Para ello, la literatura será siempre ese espacio abierto que invita a ser transitado.

Hemos ido incorporando, además y entre otras muchas experiencias de escritura creativa, el concepto de intervención performativa sobre textos y de patchwriting.

El equipo de cátedra está conformado por Jesica Mariotta, Natalia Mana y Mauro Guzmán, quienes le ponen intensidad amorosa al trabajo del día a día, construyendo un hermoso vínculo con las y los estudiantes.

Beatriz Vottero - coordinadora


LEONARDO IBARRA

CAMBIO INESPERADO

Y estamos acá, a un mes de habernos casado, pero la verdad que no la siento cercana, ni siquiera lo sentí en la luna de miel. Cada vez que ella se acerca a abrazarme dejo los brazos en peso muerto y no siento la necesidad de responderle, pero no sé por qué. Sé que soy yo el problema, ella es muy cariñosa y atenta, también demostrativa.

Al volver a Buenos Aires a nuestra hermosa casa, cada uno comenzó su rutina. Catalina en sus horarios de clases, ya que es maestra en una escuela secundaria, y yo en el banco. Me recibí de contador en la universidad pública de Córdoba. En el trabajo me acortan el nombre, soy muy querido por mis compañeros, además de que tenemos una confianza inquebrantable, así también como la amistad genuina porque más que compañeros de trabajo, somos todos un gran equipo de amigos, con los demás contadores y secretarias. Ellos me llaman Will, de William.

Al pasar dos semanas de haber vuelto de la luna de miel, en octubre una de mis secretarias tuvo que dejar la empresa ya porque se iría al exterior; había conseguido trabajo en España. Yo sabía de ese cambio, pero no que al llegar a mi oficina me encontraría con un secretario. Eric, un chico más grande que yo, de unos 38 años, muy ordenado, tanto con los papeles como con el orden de las agendas, entrevistas y reuniones. Debo decir que no tengo quejas sobre su trabajo. Los días de trabajo marchan bien, reuniones por la mañana y papeleo por la tarde, y a la hora de volver a casa me encuentro con Catalina, mi esposa. Llegamos solo a compartir la merienda y la cena, y obviamente los viajes a Córdoba a ver a mi familia, mis papás la aman y ya quieren un nieto de mi parte. Pero no sé, lo siento muy próximo, no hace ni siquiera un año que estamos casados y ya quieren un nieto, se verá más adelante.

Al pasar ya dos meses de largas jornadas en la oficina y poco en casa, comprendo qué era que me tenía tan preocupado desde el momento de dar el sí en mi casamiento. Ahora entiendo por qué no la amo de verdad y por qué siento un rechazo. Ahora comprendo quién soy, mi corazón le pertenece a otra persona y esa persona es mi secretario Eric. Me enamoré de él, lo siento en mis latidos y al verlo en sus ojos. Cada vez que viene a traerme unos papeles a la oficina mi corazón comienza a latir de una forma inexplicable. Cómo haré para explicárselo a Catalina, es terrible saber que la estoy lastimando, siento que esto ya tiene que salir a la luz y no permanecer en las cuatro paredes de la oficina.

Al llegar a casa ella estaba esperándome para ver una película que habíamos acordado. Preparó el living y hasta conectó ella misma la vídeo casetera, como no íbamos casi al cine compramos la película que se estrenó esta semana, Las Crónicas de Narnia. Al verla ahí sentada, esperándome con esa alegría que la caracteriza, decidí ver la película tan esperada por los dos, para luego, con más calma, poder hablar del tema. Después de la cena le dije: no voy a dormir con vos esta noche. Ella, totalmente sorprendía me respondió: ¿por qué? Entonces di un suspiro y le dije sin más esperar: porque no te amo, me enamoré de otra persona, de alguien que trabaja conmigo. Catalina dejó caer el vaso que estaba terminado de secar, que al caer se rompió en mil pedazos, como su corazón. Pero ahí no terminó todo, ella prosiguió: yo sabía, por eso llegabas tarde todas las noches, yo sabía que estabas con alguien más en esa oficina, ¿quién es tu compañera de la cual ya te enamoraste? Entre lágrimas, desesperada, ella me hacía esas preguntas y yo sentía su sufrimiento. Le respondí, sin embargo, sin agachar la cabeza: no me enamoré de ella sino de él, mi nuevo secretario de hace dos meses, perdoname pero nunca te sentí, nunca me enamoré realmente de vos, Catalina, solamente te quiero como mi amiga.

En ese momento solamente lloramos ambos sin parar y su última palabra fue el pie para que esa misma noche durmiera en el living. Mirándome a la cara dijo: solamente voy a decir esto: este matrimonio fue arreglado por tus papás, no es culpa ni mía ni tuya, eso sí, solo te pido que de hoy en adelante no duermas más en esta casa, estoy muy herida y sé que no fue tu intención, solo quiero que sepas que te amé demasiado, pero entiendo lo que tu corazón siente, voy a dejarte libre y podés preparar el divorcio.

Fue como un alivio y a la vez tristeza, mis padres rompieron el corazón de dos personas, ahora sé el por qué no pude amarla y seguramente ellos sabían y por eso arreglaron este compromiso. En esa misma semana nuestros abogados y nosotros dos ya habíamos acordado el divorcio. Al firmarlo y salir de tribunales nunca más la volví a ver, entiendo su dolor y es por eso que también yo estoy herido por dentro. El prejuicio de una época donde no hay libertad hirió dos corazones y enamoró a uno, y ese uno será mi compañero hasta el fin de mis tiempos.


Al correr del tiempo, mi primo William y su pareja Eric estarían en sus siete años de haber compartido gratos y tristes momentos, pero lo que más le dolió a William fue el prejuicio de sus propios padres. No los dejaban salir cuando los visitaban en la ciudad de Córdoba, pero lo que nadie sabía esperaba era que, mientras los ocultaban, William comenzaría lentamente a transformarse en un ser de luz. Comenzó a sufrir una extraña enfermedad que pronto lo llevó a internarse. Llegó a estar completamente en coma.


Yo, William, siento mi cuerpo con sus defensas totalmente bajas, me siento morir lentamente, percibo cada caricia en mi frente y cada lágrima que cae por mis mejillas, oigo voces, casi todas de familiares. Sí, mis padres llorando y arrepentidos, por más que mi cuerpo esté dormido mi sistema auditivo y mi mente siguen vivos, escucho susurros que no son de mis familiares, llamados diciendo que me esperan, pero me siento encarcelado en este cuerpo.

Pasan días y horas y sigo escuchando arrepentimientos, sigo sintiendo caricias, hasta que en un momento mi corazón deja de latir. La veo a mi tía Ana con los brazos extendidos, pero cómo, ella murió de cáncer, sin embargo está ahí firme, vestida de blanco. A mi alrededor todos mis familiares buscando cosas y acomodando a una persona en una cama, no sé quién es, de pronto estoy en un funeral, sobre el ataúd hay una bandera rusa, veo a mi madre llorando desesperada y golpeando el ataúd.

Y entonces aparezco en un campo de trigal, veo a mi primo Leo pero es como si él no me viera. Despierto aletargado. Mientras me alisto para comenzar el día, llega un sobre y una carta dentro, al parecer es una invitación a una boda, la de William y Eric.

 

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