Leónidas
El único
sonido que escucho es el de mi corazón que late cada vez más fuerte mientras
sus palabras rebotan por las paredes de mi mente. Del otro lado del teléfono ya
no hay nadie, pero aún lo sostengo junto a mi boca reseca, por intentar sin resultados
mover mi cuerpo que se ha convertido en mármol.
Todavía
estaba ahí mismo, en el comedor, el bolso de viaje. Llegué por la madrugada tan
cansada que fui del tren a la cama. Y
ahí estaban, en un bolsillo del costado junto al boleto de tren cambiado, sus
balerinas negras, y la cámara con las fotos que hoy mismo tengo que llevar a
revelar y seleccionar una para la
portada de la revista. Todos en la agencia tenemos muchas expectativas, ya que recién
dentro de 33 años se podrán volver a tomar imágenes como las que obtuve ayer en
Cantabria. Para eso me ausenté unos días
de mi casa en Madrid, y cogí el tren, como hago cada vez que mi espíritu
aventurero y mi pasión por la fotografía se combinan y me llevan a lugares
soñados, a contemplar el milagro de la vida en variadas formas, a presenciar
fenómenos naturales impensados como lo fueron esta vez las Leónidas, una
constante lluvia de meteoritos que se pudo observar en cielo español durante
dos horas.
Pero la
lluvia de estrellas no fue lo único que me quedé mirando sorprendida. De
regreso, creí haberla visto en la estación. Lo dudé unos segundos hasta que
comenzó a acercase a mí y pude verla claramente, ¡Laurita!
-Diez años
no son nada! –me dijo, y nos abrazamos tan fuerte que el tiempo nos regresó a la infancia, cuando éramos dos niñas que se
subían la tapia del patio para cruzarse a la casa de la otra y cometer alguna
travesura, treparse a los arboles añejos y empacharnos de moras. También nos trasladó a la
adolescencia que pasamos juntas entre museos y teatros, entre pinceles y
coreografías, flashes y tutús. Ella siguió su camino con la danza clásica y no
nos habíamos vuelto a ver.
Y ahí estaba Ella, blanca, con su pelo enrollado en un rodete, su cara pintada,
y aunque se había cambiado el vestido, llevaba en los pies sus balerinas. La
función habría terminado media hora antes de que nos encontrásemos, y Laura había
decidido alejarse del teatro y salir a
pasear, respirar el aire tranquilo de una cálida noche de noviembre. Al
encontrarnos, me invitó a sumarme en su paseo para ponernos al día, yo sin
dudarlo cambié el boleto de mi tren que salía en diez minutos, para el último
de la noche, y nos fuimos caminando hacia la orilla del mar…
-Me casé y
tuve un hijo. Vivimos en Paris, aunque paso mucho tiempo de gira estrenando
obras, hoy fue la quinta función del Lago de los Cisnes...
- Yo vivo sola, por ahora. Solemos
viajar con mi pareja a fotografiar eventos,
los dos trabajamos en la misma editorial. (Flash).
A Laura le había
comenzado doler su rodilla izquierda, nos sentamos en la orilla con los pies en
el agua mientras seguimos charlando y recordando, pero pronto tuvimos que
regresar a la estación. Ya se hacían las once de la noche, yo debía regresar a
Madrid y ella al teatro a encontrarse con su familia. Guardamos los calzados en
mi bolso para no mojarlos y volvimos a la estación caminando descalzas, con
pliés, arabesques y algún flash que iba hacia la luna y ésta se quedaba con su
luz.
Otro fuerte
abrazo selló nuestra despedida, y la vi hacerse cada vez más chiquita mientras
me alejaba en el tren, hasta que mis párpados se cerraron silenciosamente y se
volvieron a abrir al llegar a Madrid, y esta mañana de nuevo, aunque de una
forma muy repentina, las náuseas me obligaron a levantarme y hacerme un té.
Hace tres semanas que las náuseas van y vienen. Sí, debería haberlo pensado
antes pero con tanto trabajo no podía pensar en otra cosa. Sí, estoy
embarazada, y por cambiar el boleto de tren hoy estamos los dos acá. El
accidente era lo único que pasaban por televisión, el choque de frente de los
trenes sin sobrevivientes, por eso decidí llamar a casa de Laura, para
agradecerle el paseo por el mar y darle la nueva noticia.
No esperaba que me atienda su marido, y menos que me diga que Laura tuvo un
aneurisma en su rodilla izquierda y que no logró superar la operación, anoche, al
terminar la función.
1 comentario:
Romi! waw! que linda manera de escribir. De esas interesantes que tenes que volver a leer de nuevo, como me supo pasar con Cortazar. Me transportaste a Europa y de paso me hiciste buscar en Google fotos de las leonidas jaja. Me gusto la descripcion de Laurita. Sonó de simple modo y me la hiciste imaginar completa como si la conociera yo de siempre. Me sorprendio mucho tu final nock-out. Por segundos pense que Laurita habia muerto en el accidente de trenes y estaba buscando lo fantastico por ahi. y no. me sorprendiste. Sobre todo me gusto como supiste manejar los tiempos. Algo que a mi me esta costando mucho. Como empezaste y terminaste claramente en la misma escena y entremedio claramente lograste pasar por muchos lados. Felicitaciones!
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