TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA

Este blogfolio nació en 2008 para convocar la palabra escrita de las y los alumnos del TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA de primer año del Profesorado en Lengua y Literatura de la Universidad Nacional de Villa María, provincia de Córdoba, Argentina.

Trabajamos intensamente en clases presenciales articuladas con un aula virtual que denominamos, siguiendo a Galeano, Mar de fueguitos.

Allí nos encontramos a lo largo del año para compartir los procesos de lectura y de escritura de ficción. Como en toda cocina, hay rumores, aromas, sabores, texturas diferentes, gente que va y viene, prueba, decanta, da a probar a otro, pregunta, sazona, adoba, se deleita. Al final, se sirve la mesa.

Como cada año, publicamos los cuentos que cada estudiante escribió como actividad de cierre del taller para compartir con quien quiera leernos y darnos su parecer. Hemos trabajado explorando el género narrativo, buceando en las múltiples dimensiones de la palabra. Para ello, la literatura será siempre ese espacio abierto que invita a ser transitado.

Hemos ido incorporando, además y entre otras muchas experiencias de escritura creativa, el concepto de intervención performativa sobre textos y de patchwriting.

El equipo de cátedra está conformado por Jesica Mariotta, Natalia Mana y Mauro Guzmán, quienes le ponen intensidad amorosa al trabajo del día a día, construyendo un hermoso vínculo con las y los estudiantes.

Beatriz Vottero - coordinadora


Iliana Ramos

Dublin

Estoy sentada  muy tímidamente en una esquina mirando como todos se comportan. Con guitarras, cantos, fotos, alcohol y algún que otro extraño cigarro la fiesta sigue en la casa de mis amigas. Mientras canto cada rock que suena, mis ojos no se apartan de él. Observo cómo toca la guitarra, cómo sus manos se mueven, cómo su voz suena y también su concentración en lo que hace.
Ese  parecido que tiene con aquel baterista que me encanta me desconcierta mucho, no puedo sacarle los ojos de encima pero trato de no mirar tanto y corro la mirada para donde se encuentra mi amigo que también está tocando la guitarra, para no levantar sospechas.


La noche comenzó cuando me encontré con mis amigas, en el bar de siempre, aquel sobre la calle 9 de julio. Nos juntamos todos los sábados durante el año, pero en vacaciones uno que otro viernes también. Y este es un viernes de esos. No había nada que hiciera  pensar que algo diferente podía suceder. Todo tipo de excusa era perfecta para un trago más. Nada fuera de lo normal, las risas y charlas a gritos con la música de fondo demostraban que la noche era como cualquier otra.
Las chicas fueron a buscar otra cerveza pero yo ya no quería más, o tal vez, sólo quería descansar un rato; de todas maneras todavía mi vaso no estaba vacío. Me quedé en la mesa con el vaso en la mano mirando los letreros de la pared, mientras pensaba en volver a mi casa porque la noche ya no prometía más. Cuando de repente alguien se sentó enfrente. Hablaba como si me conociera desde siempre y sólo pude mirarlo. Pensé en la posibilidad de conocerlo de algún otro lado pero no recordaba haberlo visto en mi vida. Me llevó un momento darme cuenta que no me hablaba a mí, sino a mis amigas y que no venía solo sino con otras personas que yo sí conocía.
Desde ese momento no pude decir más nada. Me quedé observando cómo todos charlaban y más que nada lo miraba a él, concentrado en las charlas y riendo, cómplice de todo. Los vasos circulaban de la barra a la mesa, como si esa noche en el bar hubiera habido canilla libre. De ese modo, la noche de viernes con amigas recomenzó con los de siempre y uno más.
Cada gesto al hablar me llamaba la atención y seguía preguntándome quién era, y no lograba saber su nombre.
De pronto, Ya era hora de que el bar cerrara y yo seguía mirando a todos. Me dedicaba a rechazar cada trago que me ofrecían porque simplemente quería averiguar si todo era producto de una alucinación por el alcohol o estaba sucediendo. Cuando los escuché decir que querían seguir con un after en otro lugar, dije que sí sin dudarlo y me fui con ellos.

Cada copa de alcohol que tomo me suelta más, pero prefiero, disimuladamente, mantenerme a una distancia prudente de ese extraño. Aun así, siento que comienza a hacer el alcohol efecto en mí, lo necesario para que me anime a sentarme al lado de él. Tomo coraje, me apoyo en mis brazos sobre la mesa y lo miro. Con una voz tímida muy por lo bajo le digo lo único que se me viene a la cabeza para empezar la conversación.
 -Te pareces a un chico-
 Me mira con sus ojos marrones y sonriendo me responde
-¡Menos mal!-
Siento ganas de desaparecer, porque no era lo que quería decir. Me pongo toda roja y sólo puedo mirar para otro lado. Ya no quiero decirle más nada. Esta es una de esas situaciones donde se desea que la tierra te trague.
Estoy pasando este momento de incomodidad pero todo sigue como si nunca le hubiera hablado, como si nunca hubiera tomado coraje para acercarme a él, a pesar de morir de la vergüenza. Siento que ya no tengo nada más que hacer en este lugar, ya cumplí con mi meta, la que me puse en el bar cuando lo vi por primera vez. Sólo me queda agarrar mis cosas.
Me despido y me marcho.
Estoy volviendo a mi casa y pienso en la situación, me siento boba por las únicas palabras inservibles que le dije, que no me llevaron a ningún lado, sólo hicieron que me sintiera más incómoda. Pienso en cómo lograr volver a tener contacto con él.
Prendo la computadora, podría buscarlo por internet, pero antes tengo que saber su bendito nombre, le escribo un mensaje a mi amigo que se encontraba en la reunión tocando la guitarra junto a él, que probablemente lo conocía…
-Martin, ¿Cuál es el nombre del chico que estaba  tocando la guitarra con vos?- le pregunto convencida y segura de lo que estaba haciendo.

-Nena, no había nadie más tocando la guitarra, sólo era yo- me responde.

3 comentarios:

Caro González dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Caro González dijo...

Hola Ili! Tu cuento me gusto mucho y lograste que yo, como lectora, me creyera que todo aquello que veías y sentías. El cuento me parece que esta muy bien logrado, aunque hay algunas oraciones en las que hay palabras que, para mi, sobran. En todo caso te felicito por el resultado final. Abrazo

Unknown dijo...

Tía Ili, te identifiqué con la protagonista jaja. Sobre todo por las primeras líneas, donde dice que observa todo! Me gustó mucho la historia y el final es muy logrado. Amé el "te pareces a un chico" jaja es un cuento fantástico con un buen toque de comicidad. Felicitaciones, tío Franco.